Posidonias de plástico para proteger las playas de las erosiones y las inundaciones
El Laboratorio de Ingeniería Marítima (LIM) de la UPC está realizando un estudio con posidonias de plástico, que ensaya en el Canal de Investigación y Experimentación Marítima, para comprobar la viabilidad de adaptar a las playas un sistema con estas plantas para frenar la regresión de las costas.
01/02/2019
La iniciativa desarrollada por el Laboratorio de Ingeniería Marítima (LIM) de la Universitat Politècnica de Catalunya · BarcelonaTech (UPC), liderada por el director, Agustín Sánchez-Arcilla, se enmarca dentro del ámbito de investigación de los proyectos estatales COBALTO y ECOSISTEMA BC, que tienen como objetivo proteger las playas de las erosiones y las inundaciones con soluciones basadas en la naturaleza, para frenar su ritmo de erosión de modo duradero.
Para llevar a cabo esta tarea, desde el LIM están empleando posidonias fabricadas con plástico, ya que las naturales necesitan agua salada para sobrevivir y en el Canal se trabaja con agua dulce. Estas plantas se caracterizan por su adaptación y autorregulación en función del clima y los cambios de la playa, y en el mar se ubicarían fuera de la zona donde rompen las olas para asegurar su fijación. Sin embargo, con el tiempo se desgastan y su cultivo es lento, por lo que se están investigando nuevas especies que sean más resistentes y fáciles de producir.
Esta tecnología, que está diseñada por investigadores de la misma UPC, se combinará con barreras flexibles basadas en sacos de fibras naturales rellenos de arena, que se ubicarían en la zona donde rompen las olas —o entre esa zona y la orilla del mar—. En verano, estos sacos permanecerían bajo la arena, y en invierno, cuando hay más riesgo de erosión e inundaciones, estarían emergidos. Todo ello se está ensayando en el canal del LIM, que reproduce la zona de rotura del oleaje casi sin distorsiones de escala.
Necesidad de encontrar nuevos sistemas
Las costas catalanas están en un estado muy precario, principalmente por la subida del nivel medio del mar y las variaciones en las tormentas de oleaje provocadas por el cambio climático. De cara al 2100 —según los resultados del proyecto RISES AM coordinado por la UPC—, los expertos prevén que el nivel del mar se incrementará entre 0,5 y 2 metros, lo que provocaría la desaparición de algunas playas y deltas. En Cataluña, las zonas costeras más vulnerables son las playas de Barcelona y el Maresme, los deltas del Ebro del Llobregat y la Tordera, y las zonas de humedales.
Para frenar la regresión de las costas, en la actualidad se emplean mecanismos tales como barreras rígidas, espigones o muros, sistemas que, con la subida del nivel del mar, serán muy difíciles de implementar. Las aportaciones periódicas de arena tampoco son una opción eficiente a medio o largo plazo, ya que en Cataluña hay escasez e implicaría un gasto muy elevado. Además, supondría un gran impacto medioambiental, ya que en los últimos 10 años se han transportado más de 10 millones de metros cúbicos de arena del Mediterráneo, y la opción de usar arena terrestre no es viable al tener un gramaje y textura diferentes que impiden que sea una solución duradera.
Para llevar a cabo esta tarea, desde el LIM están empleando posidonias fabricadas con plástico, ya que las naturales necesitan agua salada para sobrevivir y en el Canal se trabaja con agua dulce. Estas plantas se caracterizan por su adaptación y autorregulación en función del clima y los cambios de la playa, y en el mar se ubicarían fuera de la zona donde rompen las olas para asegurar su fijación. Sin embargo, con el tiempo se desgastan y su cultivo es lento, por lo que se están investigando nuevas especies que sean más resistentes y fáciles de producir.
Esta tecnología, que está diseñada por investigadores de la misma UPC, se combinará con barreras flexibles basadas en sacos de fibras naturales rellenos de arena, que se ubicarían en la zona donde rompen las olas —o entre esa zona y la orilla del mar—. En verano, estos sacos permanecerían bajo la arena, y en invierno, cuando hay más riesgo de erosión e inundaciones, estarían emergidos. Todo ello se está ensayando en el canal del LIM, que reproduce la zona de rotura del oleaje casi sin distorsiones de escala.
Necesidad de encontrar nuevos sistemas
Las costas catalanas están en un estado muy precario, principalmente por la subida del nivel medio del mar y las variaciones en las tormentas de oleaje provocadas por el cambio climático. De cara al 2100 —según los resultados del proyecto RISES AM coordinado por la UPC—, los expertos prevén que el nivel del mar se incrementará entre 0,5 y 2 metros, lo que provocaría la desaparición de algunas playas y deltas. En Cataluña, las zonas costeras más vulnerables son las playas de Barcelona y el Maresme, los deltas del Ebro del Llobregat y la Tordera, y las zonas de humedales.
Para frenar la regresión de las costas, en la actualidad se emplean mecanismos tales como barreras rígidas, espigones o muros, sistemas que, con la subida del nivel del mar, serán muy difíciles de implementar. Las aportaciones periódicas de arena tampoco son una opción eficiente a medio o largo plazo, ya que en Cataluña hay escasez e implicaría un gasto muy elevado. Además, supondría un gran impacto medioambiental, ya que en los últimos 10 años se han transportado más de 10 millones de metros cúbicos de arena del Mediterráneo, y la opción de usar arena terrestre no es viable al tener un gramaje y textura diferentes que impiden que sea una solución duradera.