"En los alrededores de la escuela había mucha policía a caballo. Los manifestantes les echábamos rodamientos de bolas de cojinetes bajo las patas de los caballos para que cayesen, pero algún policía logró incluso entrar en la escuela a caballo". Así recuerda el profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (ETSAB) Carles Vinardell los altercados en la avenida Diagonal de Barcelona en protesta por la masacre de Vitoria-Gasteiz.

En ese momento, como estudiante de Arquitectura, Carles Vinardell era delegado de 3r curso. Explica que la asamblea del curso decidió realizar una acción de protesta contra los hechos de Vitoria: pintar la fachada del edificio con pintura roja. Hicieron una recolecta, y el propio Vilardell, junto al otro delegado de curso, Josep Maria Lucchetti, y un compañero más compraron la pintura, que disolvieron para que resbalara por la fachada. "Subimos al séptimo piso y derramamos la pintura por la fachada. En ese momento, los 'grises' estaban ya en el interior del edificio y subían por las escaleras, así que salimos corriendo para huir por el ascensor. Pudimos escapar atravesando la biblioteca y saltando por las ventanas, que daban al parking, donde cogimos el coche y nos marchamos".

Desde ese momento, la mancha de pintura de la fachada de la ETSAB se ha convertido en un símbolo de la lucha antifranquista. Por eso, ahora, las obras de rehabilitación de la fachada previstas para los próximos meses no afectarán a la mancha por su valor como elemento de la memoria histórica de aquella época.

En recuerdo a los fallecidos de Vitoria
Los hechos producidos en Vitoria-Gasteiz el 3 de marzo de 1976 se recuerdan como una de las peores masacres de la transición española y la mayor agresión contra la clase obrera en la historia del País Vasco. A las 17:10 h de ese día, la policía española lanzaba gases lacrimógenos y material antidisturbios para desalojar la iglesia de San Francisco de Asís, en el barrio de Zaramaga. En el templo se congregaban miles de trabajadores y trabajadoras para asistir a una asamblea, después de dos meses de huelga para reivindicar mejoras laborales. Al salir de la iglesia, presas del pánico y la sensación de asfixia, fueron golpeados por la policía, que empezó a disparar de forma indiscriminada, provocando cinco fallecidos y más de un centenar de heridos.

La proximidad ideológica de estos hechos con las protestas por la ejecución de Salvador Puig Antich, el 2 de marzo de 1974, ha hecho relacionar históricamente la mancha de pintura de la fachada de la ETSAB con los disturbios a raíz de la muerte del líder anarquista catalán, cuya pintura roja también simbolizaría la sangre derramada, aunque ambos acontecimientos tuvieron lugar en distintas fechas.